Alcocer Martínez, Brenda

Nacida en Mérida, Yucatán, en 1947. Es autora de cuentos y poemas publicados en diversos libros colectivos y revistas. Coordina desde 1992 la Biblioteca ISSSTE-CNCA de Mérida. Es miembro del Centro Yucateco de Escritores, A. C. desde 1990[1]. Ha publicado poemas y relatos en los suplementos culturales “El Juglar” del Diario del Sureste y “Unicornio”. Ha sido coordinadora de talleres de iniciación a los textos literarios para niños y personas de la tercera edad[2].

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SELECCIÓN DE Entre el silencio y la ira.

NARRATIVA CONTEMPORÁNEA DE YUCATÁN[3]

Tal vez pronto…

Ser libre, libre para correr y correr por el parque, pasando por los mismos lugares cien y mil veces, pasar a galope tendido entre los puestos, rodear la fuente en una vuelta infinita, subir, bajar, caer, levantarme para impulsarme de nuevo; continuar, brincando con un pie, con el otro, con los dos lados, a un lado, al otro, sentir la velocidad en el aire que desplazo, en el pelo, en la falda tratando de seguirme y los pies, que no quieren parar, vuelan, patinan, giran, se escurren y me llevan en vértigo incontenible, arrebatado, con esa sensación de caballo o de pájaro; cuando me elevo en el columpio, agarro fuertemente la cadena, camino hacia atrás, me dejo caer en el asiento, al mismo tiempo que levanto los pies, voy volando, cuando llego arriba doblo las piernas hasta pegarlas bajo la silla, regreso con una prontitud acelerada, uso piernas y pies como alas, extendidas, dobladas, extendidas, dobladas, el cuerpo en rítmico movimiento, adelante, atrás, alcanzo una rosada nube, al poco tiempo me empalaga, la quería de piña y no de fresa, dejé un ángel sin almohada, mamá eleva un cometa de palabras para que yo descienda por su cuerda, dejo las piernas en una sola posición para ir perdiendo altura, de un salto escapo de unos brazos que me esperan, pongo en movimiento la pelota con una fuerte patada.

Abro los ojos, las tres paredes que me rodean las conozco de memoria, las he mirado por meses, en los momentos más intensos de mi estado de ánimo y en los más simples, la celosía de madera a cuadros verdes que hace las veces de pared la he recorrido hasta el cansancio, conozco todos sus rincones, sé en qué parte se confundió el carpintero y dejó los huecos más grandes o cuando llegó la araña paracaidista a adueñarse de los cuadros del rincón derecho.

Nunca estoy completamente a oscuras, la celosía permite el paso de la luz, a través veo cuadricularse las nubes, tienen muy divertidas formas, a veces son canguros, otras conejos, elefantes o diablos, una sola puede ir tomando diversas caras, cambiando en pocos segundos; en algunas ocasiones, cuando en medio de muchas de ellas se abre un pequeño agujero y miro el cielo, se me imagina que por ahí me acecha Dios y me sonríe; algunas nubes se van desbaratando mientras se alejan y otra pasa a tomar su lugar en dirección a mis ojos.

A la araña la contemplo trabajando todo el día ocupada en tejer y tejer afanosamente su tela, la construye de un transparente y mágico hilo, cuando le da el sol toma los colores del arco iris que entra por las rendijas después de un día de lluvia. Cuando mamá la descubre, la desbarata con un escobazo y ella corre a esconderse entre las tablas, cuando pasa el peligro, vuelve a empezar el tejido. El otro día que no corrió a tiempo estuvo a punto de morir bajo el zapato de mi madre, grité asustada y eso le dio oportunidad de salvarse.

Cuando me fastidio de este cuarto cierro los ojos y huyo al parque a disfrutar del sol, los juegos y los árboles. Pasan días enteros sin que recuerde que soy una piedra atada a este colchón, estoy clavada, atornillada, pegada, solidificada a él. El problema no es ése, sino que soy el motivo del drama que están viviendo mis padres; lloran por lo que me pasa, pero a mí no me sucede nada, es a ellos que no se conforman; mamá se debe cansar mucho, bañarme, vestirme, atenderme, siempre dejando todo para venir a mi llamado y gastando en mi hasta el último quinto de su sueldo. Pero él, él me usa de pretexto para desaparecer en la cantina y luego viene con sus ayes alcohólicos a remacharme más en esta cama; sólo en estos momentos, cuando está hincado con la cabeza puesta sobre mis inmóviles piernas, llorando más que por mí por su vergüenza de haber tirado el dinero que gana, en parrandas, es cuando realmente me entra una ansiedad por no poder flexionar la rodilla y asestarle un golpe en la cuenca del ojo, así lloraría por él mismo.

Hay alguien que todas las mañanas me ayuda a aflojar el tornillo que me afianza al lecho, es la abuela, a ella no le importa mi invalidez, con sus cuentos me lleva a otros lugares, mientras vamos camino al hospital para hacer la terapia.

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SELECCIÓN DE Mariposa, la Vida[4]

RECETA PARA UN BUEN MATRIMONIO

No diga usted no. Use el sí lo más que pueda. No busque explicaciones lógicas o razones científicas.

No trate de aparentar agilidad mental aun en el caso de que la posea.

Nunca conteste sin tardanza.

Si él se dispone a hacer trabajos en la casa, objete no tener herramientas, improvise cuchillos por desarmadores o el mazo de la carne en vez de martillo. Si tiene hijos mayorcitos dígales que lo ayuden, así logrará dos cosas: descansar y que ellos se pongan de su lado (del de usted).

Cuando hable oígalo, como si fuera la primera vez que escucha tales discernimientos. Hágase a la idea que él es el maestro y usted tiene 6 años.

Reciba con una sonrisa la visita de su suegra, oiga con calma sus consejos, aunque mentalmente cuente hasta mil o repita el abecedario cien veces.

Cuando la ira amenace con rebosar cierre bien la boca, deje que los vapores le salgan por la nariz o las orejas, evite hablar para no arrepentirse.

Pida protección siempre, aunque el problema sea insignificante, eso lo hará sentirse un héroe.

Si usted es afecta a beber cerveza, delante de él no tome más de una y nunca lo haga a boca de botella.

Si él está cerca, no intente matar un alacrán, una cucaracha o culebra. Tampoco arregle enchufes o apagadores eléctricos, mucho menos lavabos, fugas de agua o de gas, bisagras, etc. Deje que él lo haga cuando tenga tiempo o que pague para que le compongan las cosas.

En fin hágale sentir que sin él no puede sobrevivir en este complicado mundo.

Si sigue al pie de la letra esta receta, usted habrá perdido la dignidad, pero poseerá lo que se llama “UN BUEN MATRIMONIO”.

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EL SUICIDIO

He decidido suicidarme, sólo es cuestión de tiempo, de buscar la mejor forma de morir sin ocasionar problemas a los otros.

Si me corto las venas se volverá un asco la casa, el sangrerío ensuciaría todo, Cristina tan ocupada dejará pasar muchos días, las moscas invadirán todo, el hedor de la sangre será insoportable y la pobre María tendrá que limpiar, ella no tiene la culpa de tener una madre loca.

He pensado en el gas. Sería una muerte limpia, hasta podría dejarles todo aseado y en orden pero hay el riesgo de que no se den cuenta y Rafael encienda un cigarro y vuele toda la casa. No tengo derecho a quitarles la vida por un capricho mío.

Tal vez colgarme sería limpio y menos riesgoso para los demás.

Sólo que la imagen de una mujer oscilando como péndulo, el rostro amoratado, la lengua de fuera y esa expresión de angustia que nos deja la muerte, puede impresionarlos, soñarán conmigo, tendrán miedo, me odiarán por el horror de verme y me volveré un fantasma ambulante.

Creo que la mejor forma de morir es vivir esta vida que me niego a vivir.

Morir es eternizar la vida en un segundo y vivir es agonizar cada minuto.

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VIDA

Un sueño de cristal un llanto nuevo

un gran golpe de mar en la mirada

una gota de miel o hiel según el caso

una luna en los ojos de quien amas

un camino hacia atrás o ningún lado

un sol que se florece en flamboyanes

la blanquísima sábana del puerto

un vil cáncer tal vez o algún guijarro

se amalgaman vertiendo sus colores

en la frágil membrana de tus alas

que en ímpetu de vuelo fosforecen.

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UNA HISTORIA COMO TANTAS

Un hombre y una mujer se encuentran, se reconocen.

Algo nuevo les recorre los huesos y las venas.

A los ojos de cada uno, el otro se agiganta, se le deifica y se le hace la ofrenda de uno mismo.

Deciden permanecer juntos.

En los ratos de ausencia, él se va llevándola en los ojos, ella se queda teniéndolo en la piel.

Sigilosamente gotea sobre la relación, el ácido de la rutina.

Cualquier día se odian, por la falta de un botón en la camisa, periódicos regados en el piso; la razón es lo de menos.

Sin embargo, basta el roce de un pie, o que una mano los toque por descuido para incendiarlos.

No es por amor, sino por miedo. Pretenden que el fuego ilumine las noches para que, al ver la llamarada, no se acerque ese puma al acecho que es la muerte.

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SIMON

Murió en la más completa soledad, encerrado en una habitación.

Tenía cuatro días de muerto cuando lo encontraron.

Lo único digno que hizo en su vida, lo que realmente le dio su dimensión de ser, es esta muerte imprevisible, tan fuera de lo común.

Simón, resulta difícil, casi imposible de creer, que alguien muera de amor.

Sólo el amor justificó su existir, le dio una realidad, rompió la piedra de su indiferencia, empujó su ser hacia la vida, lo vistió de importancia ante sí mismo y fue sueño de esplendores titilando en azul.

Al esfumarse, la realidad le rebotó en la cara, como un bumerang que se regresa, como una piedra lanzada hacia arriba, siempre cayendo sobre el que la arroja.

Y se apartó de aquellos, que enmudecieron ante ese amor, admiraron su fuerza, su arrebato amoroso, envidiaron la iluminación que destiló.

Y quedó solo, sin enterarse, porque estaba hundido en el lodo de la decepción, no hizo nada por salir de ello, al contrario, se dejó absorber por las arenas movedizas del desencanto.

A Simón se le encontró podrido de su mismo dolor, agusanado, sus ojos reían hacia adentro, en la alegría de encontrar ¿quién lo sabe?, el nuevo amor.

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¿Y EL AMOR?

Míralo,

Allí esta.

Oscuro,

Apaleado,

Con el rabo entre las patas,

Así lo ha dejado el hombre,

Aislado,

En espera quizá

De un resquicio

De luz

Que lo reviva.

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EL HOMBRE Y SU BÚSQUEDA

Antenor, gran pensador, filósofo, conocedor profundo de la mente humana, llegó a la conclusión de que el pensamiento tiene por finalidad que los hombres se encuentren a sí mismos.

Desde entonces comenzó a buscarse y lo hizo con tanto afán, que cuando pasó junto a sí, no se reconoció.

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EL POETA O NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA

Se acercó a la poesía por la obra de otros, la dio a conocer en tonos diferentes.

Su sensibilidad creció, decidió crear su propia obra y se fue de la ciudad buscando la metáfora que filtra la luz que ampara la palabra.

Como antiguo río fluye su voz, pura, sonora, libre.

En ella habla el mar, el tiempo, el caracol, las islas, la piedra, el fuego, la noche, la lluvia, el maíz y la clara garganta de la tierra. Matizada de azules y dorados, se extiende como el alba sobre el mundo y penetra en todos los rincones.

Y la ciudad por la que desangra su palabra, para lavar la historia de sus letras, le reconoce como el gran declamador, el recitador inigualable.

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¿DÓNDE ESTÁ?

Dos hombres buscaban la Verdad, la encontraron al mismo tiempo.

Cada uno quería apropiársela; uno la tomó de un brazo, el otro de un pie y así la jalonearon por un buen rato. Cuando la Verdad logró zafarse de ellos, estaba muy maltratada, con la ropa deshecha y el cabello revuelto.

Después de esta experiencia dedujo que si habían más hombres en su busca, la iba a pasar muy mal.

Por eso decidió huir, exiliarse hacia un país desconocido.

A veces nos manda desde ahí una tarjeta postal sin remitente.

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BATMAN MODERN

Exhibes tu clandestinidad en una máscara, ansioso, histérica, esperas la señal que te autoriza a ejercer la violencia, disfrazas de justicia la agresión. Te ensañas en tu inexistente enemigo, ficción pura, interrumpes la noche, rompes la tranquilidad, tan sólo para nombrarte héroe por la hazaña de descarriar tus instintos. Te ahoga la pesantez del odio hacia un fantasma oculto en una grabadora, burlesco juega tu integridad mental como un gran yoyo.

Ejemplificas una sociedad gesticulante, donde el horror se impone a puñetazos, tomando Pepsi.

Tu imagen surge radiante por el triunfo de la fuerza.

Pero tu historia se desvanece diluida en neblina por los primeros rayos de la razón.

Y tus chillidos rabiosos retumban en la cueva donde aguardas el nuevo anochecer para extender en la ciudad otra vez tus dominios.

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LOS HEREDEROS

Cuatro años talló día y noche su obra, la quería perfecta y no descansó hasta lograrlo.

Trabajó incansable limando, puliendo, rebajando, hasta que la escultura quedó, no exacta sino mejor que el modelo.

Cuando estuvo terminada la mostró al mundo.

La admiración no se hizo esperar, gente de todos los lugares venía a contemplarla, reconociendo su talento que junto con la dedicación había dado tal resultado.

Atraído por el rumor, su hermano vino a conocer el trabajo.

Al mirarlo dijo: Suerte que en la pared del mármol que heredaste estaba escondida esta belleza.

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EL DERRUMBE

La tuve para mí, amorosa, tierna. Así era, así se revelaba.

Incapaz de pensar en otra cosa que no fuese en mí.

Contemplarme, complacerme, era su mayor gozo.

Se desvivía ante la más pequeña insinuación por cumplir mis deseos.

Giraba a mi alrededor, era por y para mí.

Hasta en sus sueños yo ocupaba el sitio central.

Su amor era capaz de hacer vibrar las almas más incrédulas y oscuras.

Ella era feliz en aquella cárcel transparente y azul fabricada para mirarme.

Era envidiado por ser capaz de despertar tal sentimiento.

Alucinado por la claridad y el dulce vaho que exhalaba, quise formar parte de ese paraíso donde habitaba mi imagen. Quise agrandarlo para poblarlo juntos.

Construí otro piso.

Sin darme cuenta, el salitre que despido fue carcomiendo los cimentos.

En su estrepitosa caída nos aplastó, amalgamándonos en una masa informe de rencores.

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DESINTEGRACIÓN

Fueron su clara luz brillante y el calor lo que me atrajeron.

Me fui acercando poco a poco.

Sin darme cuenta, me había vuelto un satélite alrededor suyo.

Giré y giré por espacio de quince años.

En ocasiones la luz era intensa, me cegaba, el calor se volvía agobiante.

Pese a ello, me sentí feliz de tenerlo como centro de mi universo. El me creó una órbita para ponerme en movimiento.

Todo marchó perfectamente; las vueltas en el momento exacto se cumplían.

Comenzó el eclipse, un cuerpo se interpuso entre nosotros.

Primero una leve sombra y luego la obscuridad total.

Perdí el rumbo andando a tientas, un cataclismo recorrió mis huesos.

Soy un cuerpo en astillas vagando a deshoras en el espacio.

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Crítica Literaria

Con la misma llave de un poema en verso libre, es que esta autora abre y cierra sus reflexiones y vivencias en prosa poética.

A veces, sus recomendaciones arrancadas del árbol frondoso de la cotidianidad son tan serias, tan reales, que mueven a los labios a pintar una sonrisa como símbolo de identidad.

Pero el liso lienzo de la desidia hace que se caigan las comisuras, arrastrando el cárnico dibujo hacia el tobogán de la amargura, porque las vivencias son verdades ataviadas con el lujo de la metáfora.

Uno imagina a la escritora rodeada de quehaceres domésticos y alternando el plumero con la pluma, el batidor y los batidos con los latidos de un corazón que se impacta ante los sucesos salientes de su vida o la vida y la muerte de los demás.

“Sólo somos nada”, se dice en los velorios a la hora del abrazo fraterno y pesaroso. Nada somos solos, se aprende en esta muerte qué es la vida, es la enseñanza que nos dejaría Brenda Alcocer (Mariposa la vida, 1996: 10).



[1] El Cuartel de Dragones. Alcocer, Brenda. Instituto de Cultura de Yucatán/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México, 2009.

[2]Entre el silencio y la ira. NARRATIVA CONTEMPORÁNEA DE YUCATÁN. Coordinación de Jorge Lara. Talleres Gráficos del Sudeste S. A. de C. V. Mérida, Yucatán, México, 1992. Pp. 78.

[3] Entre el silencio y la ira. NARRATIVA CONTEMPORÁNEA DE YUCATÁN. Coordinación de Jorge Lara. Talleres Gráficos del Sudeste S. A. de C. V. Mérida, Yucatán, México, 1992. Pp. 61-63.

[4] Mariposa, la Vida. Alcocer, Brenda; Guadalupe López, Hortencia Sánchez. Talleres Gráficos del Sudeste S. A. de C. V. Mérida, Yucatán, México, 1996. Pp. 15-29.